Este término hace referencia a un tipo de moda que no es pasajera, no se trata de tendencias de temporada, sino de un movimiento de moda sostenible.
En un principio fue concebida como la alternativa a la producción de ropa en masa (Fast Fashion) y se centraba sólo en aquella hecha a mano. Pero el término se extiende para incluir nuevas interpretaciones. Una de las más interesantes es la de elegir productos artesanales para apoyar al pequeño negocio, al comercio justo y a las empresas locales. Quizá eso es mucho pedir para algunos, así que para empezar, por qué no llevar a cabo otra de las prácticas, la de comprar ropa de segunda mano (vintage para los más exquisitos) y donar la ropa que ya no se usa. También el Slow Fashion hace referencia a todos los movimientos de moda sostenible, eco, responsable y ético. Se ensalza la calidad versus la cantidad y lo que pretende es decelerar el vertiginoso ritmo de producción que marcan las tendencias a través de la disminución del consumo por medio de la elección de prendas que duren más.
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